domingo, 19 de diciembre de 2010

Después no valdrá lamentarse



Fernando Arredondo


A la mayoría de los entrerrianos, cuando le hablan de preservar sus ríos y los ecosistemas que ellos conforman, les tocan una parte sensible. Hay que haber nacido y vivido en la provincia para entender de qué se trata. Un brevísimo repaso de acontecimientos históricos de nuestra provincia nos dan la pauta de que gran parte de los hechos trascendentales que nos suceden –incluso contradictorios entre sí– tienen que ver con nuestros ríos: la inauguración del Túnel para atravesar el Paraná, la apertura del puente Victoria-Rosario, la construcción de la represa hidroeléctrica de Salto Grande, las luchas ambientales contra la represa del Paraná Medio, la más reciente y aún vigente contra la planta de pasta de celulosa sobre el río Uruguay.

Quizás a conciencia de esta particularidad de quienes habitamos este rincón del planeta, la clase política suele echar mano de vez en cuando a alguna iniciativa de barniz ambiental o ecologista para supuestamente preservar nuestra riqueza natural de la depredación capitalista, a sabiendas de que la noticia tendrá impacto. Después, si el proyecto llega o no a ser ley, o si la ley se cumple o no, no importará: lo único que le interesaba al o a los impulsores de la iniciativa era ganar un poco de la tan ansiada notoriedad.

Durante la semana se informó de un proyecto legislativo provincial que tiene por objetivo prohibir la exportación de agua dulce extraída de nuestros ríos hacia otras latitudes del planeta, donde aparentemente llegaría procesada y apta para consumo. El agua en cuestión estaría siendo tomada ilegalmente por barcos del extranjero que recorren los ríos con mercadería, que cargarían el líquido en crudos en sus bodegas. A decir verdad hace años que se escucha decir que esto sucede, pero hasta el momento no se ha aportado una prueba que certifique esta acusación, grave por cierto. En todo caso, antes de legislar, habría que activar los mecanismos para comprobar si el robo se está cometiendo o no, para a partir de allí tomar las medidas necesarias. De otro modo, se estaría construyendo una norma en base a supuestos o quizás un mito, y eso no es serio.

Nadie está exento de caer en el pecado político de la demagogia y por eso para evitarlo hay que tomar las precauciones necesarias que permitan alcanzar una legislación efectiva que, en este caso, de veras preserve nuestra naturaleza.

Por otra parte, no se puede obviar que los ríos Paraná y Uruguay son compartidos con otras provincias e incluso con otra nación, como la República Oriental, y que por lo tanto no bastará con una normativa provincial para alcanzar los objetivos propuestos. Se debe pensar de un modo global el problema, incluyendo a la Nación en el tema para llegar a una legislación sólida y efectiva, con los correspondientes organismos de control debidamente especificados para que se encarguen de hacer cumplir la ley.

Lo que está claro es que urge crear conciencia y establecer leyes que obliguen al cuidado de nuestras riquezas y biodiversidad porque la situación planetaria así lo amerita, además de la trascendente posición que ocupa la Argentina en la materia. Basta para comprender esto traer a colación algunas conclusiones del informe Planeta Vivo 2010 realizado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), la Sociedad Zoológica de Londres y la Red de la Huella Global, y difundido en la Argentina por la Fundación Vida Silvestre. Ese estudio determina que Argentina ocupa el noveno lugar mundial en cuanto a recursos naturales, sobre 150 países relevados con datos de cuatro décadas. Por encima de nuestro país están Brasil, China, Estados Unidos, Rusia, la India, Canadá, Australia, Indonesia. Le sigue Francia. Estas diez naciones, dice el informe, cuentan con el 60 por ciento de los recursos que el planeta necesita para generar alimentos y enfrentar el calentamiento global. Los datos se hacen más dramáticamente relevantes si se tiene en cuenta que, también de acuerdo a este estudio, “para 2030 la humanidad necesitará de dos planetas y en 2050, de casi tres, para satisfacer las demandas en el consumo de recursos naturales”.

En ese contexto Entre Ríos, el Litoral, nuestra Mesopotamia y toda la región juegan un rol protagónico y vital que invita a pensar y actuar con precisión para no lamentarnos en el futuro de lo que no se hizo, o se hizo mal.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Capital de las contradicciones



Por Fernando Arredondo

Está espesa Buenos Aires, está rara. “Hay como una violencia contenida”, me dice alguien que le pone algunas palabras, un atisbo de explicación a lo que se siente caminando por la capital del país, una ciudad cada día más extraña –sobre todo para los que vivimos en el interior del interior–, donde la tonada de una paraguaya, una correntina o una salteña (para el caso da lo mismo) explotada en un bar puede llegar a ser, para quienes viven allí, un exotismo cool.
Una ciudad de contrastes cada vez más marcados la Reina del Plata, esa megalópolis que se chupa todo y que de tan angurrienta hoy se atraganta con inmigrantes indocumentados de países limítrofes que llegan hasta sus entrañas para ser explotados en talleres textiles o de otro tipo y que –vaya paradoja–, le usurpan en la zona sur, la zona pobre, un parque que se llama “Indoamericano”, donde piensan enclavar sus chozas de nylon pase lo que pase, incluso si los siguen matando. Ya van cuatro.
Como buen provinciano, uno no deja de sorprenderse mientras camina por Buenos Aires, sobre todo en lugares como Palermo. Me cuenta un nacido y criado en un barrio cercano que hasta la década del 90 Palermo era distinto: “era bravo entrar acá. Estaba lleno de talleres mecánicos, no como ahora”, me sintetiza. Barrio de “una despreocupada pobreza”, había escrito Borges.
Hoy es tierra ocupada: de a ratos no se escucha a nadie hablar en español. Son todos ingleses, franceses, alemanes, brasileños que se pasan el tiempo comiendo y bebiendo en sus bares a toda hora.
Tantos euros y tantos dólares dando vueltas producen exorbitancias. Producto de esa fiebre consumista que impregna todo de repente uno puede llegar a encontrarse parado frente a la vidriera de una tienda en el denominado “Palermo Soho”, donde una camisa estampada cuesta 780 pesos. O un jean 1.600 pesos. Son precios de “Bolivia”, nombre de la tienda en cuestión, donde entre otros se visten (o vistieron) Gustavo Cerati y Andrés Calamaro. Jorge Lanata participó de una campaña publicitaria on line para esta marca junto a otras celebrities.



Gustavo Samuelian, dueño de la tienda, ha admitido que no conoce Bolivia y que eligió el nombre porque es “fuerte, con personalidad”. Muy cool. Tanto prestigio tiene “Bolivia” que incluso fue mencionada en una crónica porteña en The New York Times, que entre otras cosas dice: “Buenos Aires es una ciudad donde, para gracia de los argentinos y de los vecinos, todos lucen bien. Las mujeres son altas y de pelo largo, y de igual forma son los hombres…”.
La crónica no comenta nada acerca de la gente que había comenzado a armar una toldería a unas 10 cuadras de allí, a los costados de las vías del tren que va a La Paternal. Aún hoy se ven los restos del frustrado asentamiento. “Eran unas 50 familias, todos cartoneros. La semana pasada los desalojaron. Villa Hollywood le habían puesto”, cuenta un taxista mientras nos conduce por la zona. El asentamiento estaba en el corazón de lo que hoy se conoce como “Palermo Hollywood”.
Por llegar a Barrio Belgrano, más al norte en la ciudad, mi compañera y yo le pedimos orientación a un hombre parado en una casillita, que simulaba ser un kiosco de revistas en Plaza Barrancas (un mini Parque Urquiza rodeado de edificios y una avenida). Simulaba, digo, porque en la casillita no había nada. Más bien eso parecía un improvisado puesto de vigilancia. Antes de indicarme hacia dónde ir, nos preguntó, serio: “¿Los asaltaron?”. “No, solo estamos un poco desorientados”, le aclaramos. Sin perder la seriedad, el tipo nos dijo “anden con cuidado, esta zona está muy peligrosa”. Era mediodía. Seguimos camino, sin temor porque la verdad nada de lo que nos rodeaba nos significaba peligro. Coincidimos, por cierto, en que quizás tanta contradicción se resuelve con esos niveles de paranoia. Y a veces con sangre, como en Villa Soldati.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Las balas ya no son solo de plomo



Fernando Arredondo

“Tenemos que tomar precauciones contra la infiltración de influencias indebidas, adrede o no, provenientes del complejo militar industrial”.

(Dwight Einsehower, ex presidente de EEUU, en su discurso de despedida en 1961. Dos años después mataban a su sucesor, John F. Kennedy)


El mundo asiste sorprendido en estas jornadas a la revelación de documentos secretos de la diplomacia norteamericana que desnudan en alguna medida qué ve –o qué quiere ver– Washington cuando nos ve. Realmente impresiona recorrer medios de todo el planeta, casi país por país, donde las filtraciones difundidas por la organización Wikileaks que conduce el misterioso periodista/hacker australiano Julian Assange ocupan los principales titulares. No es para menos: se trata de 250.000 “cables” (en realidad son mails) con comunicaciones entre el Departamento de Estado norteamericano y 257 embajadas distribuidas en todo el planeta. Y del total de mensajes, al menos hasta ayer no se habían procesado ni siquiera 500. Queda muchísima tela para cortar.
Sin dudas estamos frente a una operación mediática a escala planetaria, innovadora en sus formas ya que explota a fondo los recursos que hoy brindan las nuevas tecnologías de la comunicación. Una señal distintiva de esto es que la información está en un sitio “wiki”, especie de banco de datos on line que puede ser modificado por usuarios. Sin embargo Wikileaks (Wiki “filtraciones” sería su traducción) se diferencia de otros wikis, como la Wikipedia, en que solo puede ser modificado si se es un usuario con permiso adecuado.
Hay quienes viven este momento como un súmmum de transparencia y democratización de la información ya que se ha logrado poner al descubierto el backstage del imperio. Pero también están quienes ponen en duda que esto realmente sea así y que los objetivos de la operación, en realidad, sean otros.
Un elemento a tener en cuenta: no todos los documentos robados en Bagdad por el soldado norteamericano Bradley Manning, de 22 años (hoy preso), de las redes informáticas secretas del Pentágono SIPRNet y JWCIS en un CD regrababale de Lady Gaga (así dice la “historia oficial” que sucedieron los hechos) son los que se van a conocer. Wikileaks realizó una primera selección y otra más hicieron los medios “tradicionales” que se asociaron a Assange para difundir el material: The New York Times (EE.UU.), The Guardian (Reino Unido), El País (España), Le Monde (Francia) y Der Spiegel (Alemania). El criterio utilizado para dejar afuera cierto material no es del todo “transparente”.
Los cables en cuestión son de las sedes diplomáticas, no de la inteligencia o el espionaje norteamericano. O sea, lo que queda expuesto es en gran medida la labor de burócratas que en general se la pasan de cóctel en cóctel, no la de agentes secretos como los Jason Bourne o James Bond (aunque este era inglés por cierto) a los que el cine nos acostumbró.
No hay que descartar que sin haber logrado acceder a información realmente relevante, de ahora en más se cierren mucho más lo caminos para acceder a la información desde la red y que en paralelo se perfeccionen los controles sobre lo que hace cada usuario frente a su computadora. La excusa “Wikileaks” viene al pelo.
Por último, las grandes víctimas de todo esto no son Cristina por su salud mental, Berlusconi por sus fiestas o Sergio Massa por sus descarnadas críticas a Néstor Kirchner. Quienes posiblemente han sufrido un tiro de gracia son la secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton, quien se posicionaba como presidenciable por los demócratas para 2012 y por sobre todo Barack Obama, el presidente que asumió con grandes promesas de cambios en la política interna y externa de su país, y que hoy encabeza un gobierno deshilachado, acosado por las corporaciones, el avance de los republicanos y el crecimiento de las expresiones de extrema derecha, como el Partido del Té. Muy ingenuo sería suponer que estas wiki filtraciones no contaron con inestimable ayuda de conspiradores del mismo poder norteamericano. Si es así, también el tiro de gracia habrá dado en la nuca a la esperanza de tiempos menos oscuros que los vividos durante los ocho años de la Administración George Bush.

martes, 23 de noviembre de 2010

El rostro de la explotación




Fernando Arredondo

Los nadie, que cuestan
menos que la bala que los mata.
(Eduardo Galeano, Los Nadie)

Mientras nos entretenemos con las monerías que hacen por tevé Ricky Fort y Silvina Escudero o Graciela Camaño y Carlos Kunkel, en el “país real” que no sabe de presupuestos dibujados y ni de chocolates caros acontecen situaciones que nos recuerdan, entre otras cosas, que la inequidad social está tan vigente y vigorosa como hace siglos.
Por ejemplo: nos jactamos los argentinos haber estado a la vanguardia de la abolición de la esclavitud, primero con la Asamblea del Año XIII y luego con la Constitución de 1853. Pero en los hechos, esa forma de explotación siguió y sigue funcionando allá donde el Estado no llega, o llega y hace poco o no quiere llegar, y donde el hambre y las necesidades no dejan más opciones que aceptar las condiciones laborales de explotación impiadosa y de humillación que los patrones imponen sin ningún tipo de pudor.
La semana pasada se habló de varios casos que componen este cuadro. El primero es el de los trabajadores del arándano en Concordia. En Colonia Ayuí se produjo una especie de rebelión de los zafreros ante el incumplimiento de los empresarios de lo que prometieron para llevarlos a trabajar en la cosecha. Los trabajadores en principio quemaron pastizales y luego hicieron lo mismo con tres acoplados de la empresa Blueberries SA, que tiene domicilio en Capital Federal y que –en los papeles– emplea a 61 personas. La Policía fue llamada a intervenir contra los revoltosos, que se terminaron dispersando, excepto dos indocumentados de Mendoza. Dos personas que no existen para nadie más que para su explotador.
Una semana antes, también por esto de la cosecha del arándano, hubo inspecciones en la quinta “Mc Berry”, en Calabacillas, en cuyos galpones se encontraron 200 camas en las que pernoctan en condiciones inhumanas los trabajadores, que cobran 60 pesos la jornada, aunque los llevaron por 80 o 90 pesos. Entre otras cosas se comprobó que en los almacenes donde estos zafreros se abastecían (vinculados a sus patrones), le llegaban a cobrar 50 pesos la caja de sobrecitos de jugos Tang. En otro establecimiento se encontraron menores de edad, de Corrientes y Santiago del Estero. El Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf) realizó presentaciones en la Justicia federal y provincial por esto de los chicos explotados, pero hasta el momento las respuestas han sido negativas.
Otro caso grave de explotación laboral que se difundió esta semana fue uno detectado en una empresa avícola de La Plata hace ya dos años, pero que tuvo su desencadenamiento fatal el miércoles, el mismo día de la cachetada de Camaño a Kunkel. En esa jornada murió Ezequiel Ferreyra, un chico misionero de seis años que desde 2007 trabajaba en condiciones de esclavitud junto a su padre y el resto de su familia en una granja de la empresa “Nuestra Huella”. El nene manipulaba venenos para moscas y trabajaba con la sangre y el guano de los animales. Su situación había sido denunciada hace dos años por la Asociación Civil La Alameda, que grabó un video que se puede ver en YouTube (ver abajo). Ezequiel murió por un tumor cerebral y las sospechas apuntan a que se debió a los tóxicos con los que estuvo en contacto en su corta vida. Por ahora, se esperan los resultados de la autopsia.
Frente a esto, proclamar que existe un derecho constitucional a no ser esclavizado, suena a broma de mal gusto.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

El Muro de Berlín II


(Publicado por mierdra_2010 en el Once Digital de Paraná. Foto de César Vitali. Más imágenes acá)

Este muro fue construído por el dueño del barrio privado que se está levantando sobre los terrenos donde quedaba el hermoso balneario "Los Arenales", apropiados en forma "non sancta" y que tiene como objetivo separar a los "pobres" de los futuros habitantes "Clase A" del lugar. Un muro que discrimina, que no deja ver el paisaje con el que la gente del lugar creció y que pretende llegar hasta el río. Conocidos son los aportes del empresario dueño del lugar a campañas políticas que terminaron en gestiones que favorecieron sus negocios inmobiliarios en lugares que eran espacios públicos. En una ciudad que se promociona turísticamente, y que no tiene prácticamente playas a las que la gente pueda acceder, se necesitarían de lugares como el viejo balneario "Los Arenales", que era un terreno fiscal (supuestamente no se puede construir sobre el Túnel) y que vaya a saber en qué formas "non sanctas" terminaron en manos privadas. Los vecinos del lugar, ahora, en vez de mirar al río se enfrentan a un murallón gris que remite a hitos nefastos de nuestra historia. El muro discrimina, separa, además de generar una contaminación visual; e impide a un montón de vecinos acceder al río. Ojalá esto sirva para que la noticia circule y los vecinos de Paraná se manifiesten contra la apropiación sistemática y turbia de los pocos espacios públicos que están quedando en la ciudad frente al atropello del negocio inmobiliario.

martes, 9 de noviembre de 2010

“En las piernas, doctor, en las piernas”



Fernando Arredondo

Esto ya fue contado hace ocho años en otro medio, a poco de ocurrido, pero no está demás recordarlo. Se trata de algo que le pasó a un amigo poeta y callejero de Paraná, cuya obra nunca será conocida por completo porque tiene por costumbre quemar lo que escribe.
Cierta vez que nos encontramos me llamó la atención como le habían desfigurado la cara a golpes. Tenía los labios hinchados y marcas en el rostro de una feroz paliza. Preocupado, le pregunté que le había pasado y el me lo relató.
Todo comenzó una noche de viernes cerca del club Echagüe, donde se iba a presentar la banda punk porteña Attaque 77. La entrada costaba 8 federales y a 6 pesos se podía conseguir en Santa Fe.
Por supuesto la zona estaba llena de punkitos y mi amigo poeta estaba junto a algunos de ellos en un bar, libando y pasando el tiempo. Como es habitual en este tipo de encuentros, se armó una gresca callejera que derivó en una intervención policial. Estamos hablando de la Policía entrerriana que menos de un año antes había asesinado a tres jóvenes en los aciagos días de diciembre 2001.
Los “efectivos” hicieron lo que mejor sabían hacer. A palos y balas de goma lograron detener a un grupo de punks, que subieron en camionetas para su traslado. Entre los arrestados estaba el poeta, que cometió el error de levantarse de su mesa en el bar, asomar la nariz a la calle para ver que pasaba y quedar en el medio de la refriega. Me contó que no fueron muy amables a la hora de trasladarlo, sino que lo manotearon de la ropa, lo esposaron y lo pusieron boca abajo contra el piso de la camioneta. El vehículo comenzó su alocada carrera con sirenas. Los bajaron en la comisaría quinta, en calle Ameghino. En ese momento se dieron cuenta que lo peor recién estaba por comenzar.
Los “uniformados” bajaron a los detenidos del mismo modo que los habían subido, a los golpes. Los hicieron pasar por una especie de fila india, en la que les daban trompadas y patadas. (Al repasar esta parte recordé que cuando yo iba a la escuela primaria, los más grandes hacían esto con los más chicos en el patio de la escuela. Nunca sancionaron a nadie por esta juguetona tortura. Pensaba en como esa misma práctica se traslada, legitimada, de la niñez a la adultez).
Así fueron llevados hasta un patio donde los tiraron al suelo, siempre esposados. Allí le siguieron pegando, sobre todo patadas a la boca y a las costillas. Por eso los labios hinchados. La parte más brava fue cuando uno de los “funcionarios”, munido de una manguera, les levantó la botamanga de los pantalones y le dio sin asco sobre las pantorrillas. Luego otro les pisó los tobillos, para que sientan todo el peso de la autoridad. Finalmente los metieron en un calabozo.
Horas después fueron arrastrados hasta una oficina donde los observó un supuesto médico. “No tenés nada”, les decía a cada uno el doctor y les firmaba un papel en el que certificaba el buen estado de salud de cada detenido. A mi amigo poeta le dolían mucho las piernas, por los golpes. Buscando la complicidad del presunto médico, acercó su boca al oído y le dijo: “Me pegaron en las piernas, doctor, en las piernas. Fíjese”. Su interlocutor levantó la mirada y en vez de mirarlo, dirigió su vista al policía que estaba parado detrás, aunque seguía hablándole al poeta. “¿Dónde decís que te pegaron?”, preguntó en voz alta el médico. A buen entendedor pocas palabras. Mi amigo comprendió que era mejor callar, esperar el certificado y volver a casa, como finalmente sucedió pasadas más de 10 horas de arresto.
La semana pasada se conocieron denuncias de casos casos similares, en la misma comisaría. Los actores cambiaron, pero se ve que el patoterismo y la tortura siguen estando vigentes en el manual de estilo de nuestras “fuerzas de seguridad”. Como no es “nacional y popular” andar fajando gente así porque sí, es atinado pensar que se tomarán las medidas para frenar esta violencia, que solo engendra más violencia.

sábado, 30 de octubre de 2010

Un gran logro de Kirchner


Por Fernando Arredondo

La última vez que voté fue en las elecciones de octubre de 2001. No sé si alguien aún recuerda esa elección legislativa, pero fue en la que se impuso el denominado “voto bronca”, primera fase del “que se vayan todos”.
Aquella expresión popular (fogoneada bastante por los medios, hay que reconocerlo), fue casi el golpe de gracia para el gobierno de Fernando de la Rúa, que con Domingo Cavallo tratando de pilotear el engendro agonizante de la Convertibilidad, se aproximaba a su trágico final de los sangrientos días de diciembre.
Repasar los números de aquella elección desde la perspectiva actual realmente sorprende.
Los votos en blanco y nulos habían superado en un 700% el promedio de las cinco elecciones legislativas anteriores, desde el retorno de la democracia en 1983. También grafican la situación que esos votos se alzaron con el primer lugar en Capital Federal y en Santa Fe y quedaron segundos en Buenos Aires y terceros en Córdoba. Entre Ríos no fue la excepción a ese cuadro: los votos blancos y nulos sumaron casi un 20% del total (unos 125.000) tanto en diputados como senadores nacionales, quedando en tercer lugar detrás del PJ (que sumó alrededor de 230.000 sufragios en ambos ítems) y la Alianza Grande (136.000).
Como nuestra memoria es fugaz quizás no todos recuerden que uno de los más “votados” ese día fue Clemente, cuya figura apareció en el interior de cientos de miles de sobres de los sufragios. Se decía por entonces que no era casualidad que tanta gente haya elegido a ese simpático personaje de historieta como mejor candidato: no tenía manos, brazos ni alas, por lo tanto no podía hacer mucho. Tampoco podía meter la mano en la lata.
No voté en blanco ni anulé mi voto porque considero que no tiene sentido hacerlo, aunque respeto la decisión de quienes optan por el voto negativo porque es una forma de expresarse también. No recuerdo tampoco las listas que metí en el sobre, seguramente fueron las de alguna de esas agrupaciones que andan buscando gente hasta último momento para completar la nómina. Por lo tanto fue lo mismo que si hubiera metido a Clemente. La diferencia fue que mi voto, al ser positivo, sirvió para dividir a la hora de determinar las bancas. El voto negativo no aporta a ello.
En ese octubre de 2001 me sentí en un callejón sin salida: hiciera lo que hiciera en aquella elección en realidad no tenía opciones. Posiblemente ese domingo a la noche o en los días posteriores, quién sabe, decidí que nunca más iba a ir votar. Pensé que hacer algo sin ganas no tiene sentido y que en realidad no había nada por elegir.
Fue una decisión individual, sin intenciones de que sea imitada, de la cual me hubiera hecho cargo ante quien sea si hubiera sido necesario. Incluso si el Estado me hubiera reprochado por alguna vía mi decisión, tenía mis poderosos argumentos para retrucar: si el Estado me sanciona lo acepto, pero que antes se autosancione a sí mismo por todo el daño que a mí, a mi familia y a millones de personas le habían causado los delincuentes que lo gerenciaron durante años. Una ingenuidad absoluta y vergonzante, la mía.
Por todo lo ocurrido en los últimos años hace bastante que estaba decidido a romper con mi insignificante decisión de octubre de 2001.
Sucede que esta década finalmente estuvo marcada por ese vendaval llamado Néstor Kirchner que desde el Estado redefinió los términos del debate y la acción política. Recuerdo a una docente universitaria que allá por fines de 2003, en los albores del kirchnerismo, me dijo que el principal rasgo que observaba en Kirchner era ese de ponerse a la “vanguardia del conflicto”. El tiempo corroboró lo acertado de su diagnóstico.
Varios de los pasos dados por el patagónico en la política nacional nos obligaron a reconocer dónde estábamos parados y a tomar definiciones. A elegir. No sé cuál será mi elección en 2011 y menos si lo haré por el kirchnerismo, pero tengo la plena convicción de volver a sufragar porque ahora sí cada voto tendrá su sentido. Muchos destacarán con justicia múltiples aspectos positivos y negativos de Kirchner. Por pudor y con humildad, me limito a agradecer su aporte a la revalorización de mi voto.

sábado, 23 de octubre de 2010

La impotencia, en vivo y en directo


Fernando Arredondo

El periodista de C5N Fabián Doman, seguramente sin proponérselo, fue el autor de una frase que de entrada pareció poco relevante pero que al auscultarla adquiere grado de sentencia. Doman la pronunció durante la transmisión del rescate de los mineros en Copiapó, Chile. Ya era jueves de mañana, la muy gauchita Fénix 2 había realizado varios viajes hasta las entrañas de la montaña en busca de los atrapados, y una de decena de ellos ya estaba en superficie. Cuando la cápsula iba en su monótono ascenso con otro de los trabajadores, Doman dijo sobre el operativo de rescate: “Sale todo tan prolijo que hasta se pierde la emoción”. Parece poco, pero es mucho. La primera impresión ante esas palabras fue que nos encontrábamos frente a una especie de argentinismo en estado puro, esa parte del mal llamado “ser nacional” que entre otras bondades, posee la de pedir escándalos y goles con la mano a cada rato. Pero ese primer diagnóstico es insuficiente.
Lo que Doman estaba haciendo, de modo inconciente y producto del fastidio seguro, era denunciar la inutilidad de la transmisión que estaba conduciendo y a la que todavía le restaba la friolera de ¡¡16 horas!! para concluir, ponerle el moñito y pasar al debate por el 82% móvil desde el Senado argentino. Poniendo esto en términos monetarios: la inversión que el canal había realizado para ir en busca de una historia emocionante se estrellaba con la realidad de una polea metiendo y sacando hasta el cansancio un chirimbolo dentro de un agujero, con menos excitación que una porno por Venus.
Las autoridades de Copiapó, una vez terminado el famélico show, dieron un dato que sirve para ver la magnitud del fiasco: la ciudad de 150.000 habitantes obtuvo ganancias por 20 millones de dólares –jamás previstos– por los 70 días que duró la situación. La mayor parte de los ingresos provinieron de los familiares de los mineros, pero sobre todo de los enviados especiales del extranjero, que se alojaban en los hoteles más caros. Tan bien le fue a Copiapó con esto (sobre todo en los sectores alojamiento y servicios), que los empresarios locales llamaron a lo vivido “el segundo verano”. Un ejemplo pone más claridad: hubo días en que en Copiapó no había como conseguir un paquete de cigarrillos. Menos mal que Mario Sepúlveda, el segundo minero rescatado, salió del pozo a los gritos y festejando con el público presente, como lo hacían los chicos cuando dejaban la Casa de Gran Hermano. Si este obrero no hubiera tenido la deferencia de mostrarse tan exultante, los canales hubieran tenido que trabajar muchos más para lograr imágenes de alto impacto para sus resúmenes.
Vamos a ser claros: los medios fueron en busca de una noticia sensacionalista, que nunca ocurrió porque el gobierno midió al milímetro cada paso del operativo, tanto el de rescate como el mediático: no hay que olvidar que Sebastián Piñera es también dueño de un canal de televisión. Por lo tanto de transmisiones sabe.
Como no hubo espacio para el amarillismo, se busco crear el mito del minero bígamo. Eso también falló. Después los trabajadores se guardaron y hoy ya la gente ya casi ni habla del tema. He ahí el kid de la cuestión: los medios no tienen como capitalizar lo invertido. Se prepararon para una parrillada y tuvieron que conformarse con una ensalada.
Como dicen algunos de los que adscriben a eso del “fin del periodismo” (hay mucho para leer en internet al respecto), es posible que esta haya sido la última megacobertura de este tipo (“en vivo y en directo desde el lugar de los hechos”) y que de ahora en más se eche mano a los recursos más baratos, más efectivos y menos aburridos que –creatividad mediante, claro– internet brinda. Quizás entendieron que ya no tienen el monopolio de la construcción de la noticia y que hoy la gran tarea es surfear sobre las olas del flujo informativo que las audiencias conducen de modo impredecible.

sábado, 16 de octubre de 2010

El telefonazo monopólico


Fernando Arredondo

Cuando Argentina entró en la etapa de las privatizaciones, hace ya dos décadas, había dos argumentos que se esgrimían para justificar la acción: una era que las empresas estatales eran unos mastodontes deficitarios que debían ser encauzados; el otro era –puntualmente en el caso de la telefonía–, que los usuarios no tenían opciones a la hora de contratar el servicio ya que el estado tenía el monopolio. Este era el caso de Entel.
Pasado el tiempo, los gobiernos y las crisis podríamos decir que en la cuestión de la telefonía hemos dado vuelta en círculos para terminar –desde la perspectiva del usuario– parados en el mismo lugar, con la diferencia de que la plata en vez de ir a parar al buche del Estado, se toma el buque y marcha hacia Europa.
En esta misma senda se alinean las novedades conocidas en la semana vinculadas a este servicio. Todo ocurrió de modo silencioso mientras la atención pública estaba puesta en el rescate de los mineros chilenos y luego, en el poco serio debate legislativo por el 82% móvil para los jubilados.
El gobierno, que no para de manifestar su vocación antimonopólica como supuesta bandera de lucha, bendijo el miércoles el ingreso de Telecom Italia (empresa controlada accionariamente por Telefónica de España) a Telecom Argentina. Es lógico sospechar que esto implica casi una fusión entre Telefónica y Telecom en el país.
Este es el capítulo final de una novela que comenzó en noviembre de 2007. Por entonces el grupo argentino Werthein, con el 50% de la acciones de Safora, la controlante de Telecom Argentina, acudió a la Justicia para denunciar a Telecom Italia (dueña del otro 50%) por dos razones: una por el ingreso de Telefónica de España como accionista dominante en Italia lo que la podría colocar en posición monopólica en Argentina; la otra razón, la mas importante sin dudas, era que los Werthein se negaban a vender a precio bajo parte de sus acciones en Sofora a Telecom Italia, como estaba estipulado desde 2003 cuando los argentinos ingresaron en el negocio. El gobierno se metió en la disputa favoreciendo los intereses de los Werthein, e impidiendo, a través de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNC), que Telecom Italia ejerza su opción de compra en Sofora.
Finalmente la Justicia argentina terminó dándole la razón a Telecom Italia, y haciéndole jaque mate al gobierno y los empresarios argentinos. De ese modo los Werthein no tuvieron más opción que desprenderse del 8% de sus acciones en Sofora: les quedó el 42%, mientras que Telecom Italia pasó a dominar con el 58%.
El miércoles por la tarde Cristina Fernández firmó un acuerdo con los empresarios para que finalmente la operación se concretara. El acuerdo en cuestión indica que Telefónica de España no podrá, a través de Telecom Italia, inmiscuirse en las decisiones que se tomen en Telecom Argentina. El titular de la CNC, Humberto Guarda Mendoza dijo luego del encuentro en la Casa Rosada que “todos los directores de Telefónica de España deberán abstenerse de participar de votaciones y discusiones (vinculadas a Telecom Argentina). Habrá penas personales por la violación de esto”, amenazó.
El diario económico español Cinco Días, del grupo español Prisa, presentó la noticia con este título contudente: “Telefónica y Telecom Italia ganan; Argentina se rinde”.
Para contrarrestar el impacto de la derrota, la semana próxima el gobierno anunciaría la creación de una operadora de telecomunicaciones estatal, que se llamará Arsat. En principio no ofrecería telefonía ni fija ni móvil, sino que brindaría servicios mayoristas a cooperativas, proveedores de Internet y grandes empresas.
Mientras, los usuarios de las 9,2 millones de líneas fijas en servicio en Argentina seguirán a la espera de algún día tener verdaderamente chances de elegir a quien contratar.

sábado, 21 de agosto de 2010

El blog de la guerra silenciada


Fernando Arredondo

Los medios latinoamericanos y del resto del mundo miran por estos días con gran asombro el último gran fenómeno periodístico, que acorde a los tiempos que corren, no podía provenir de otro lugar que no fuera internet.
Se trata del Blog del Narco, un sitio que informa sobre las última novedades en torno a la silenciada guerra del narcotráfico que desangra a México desde 2006, momento en que el recién asumido presidente Felipe Calderón decidió dar batalla a las organizaciones criminales que literalmente mandan en buena parte del país. Esa decisión política ha derivado en cruentos enfrentamientos no solos entre fuerzas de seguridad y narcotraficantes, sino también entre las bandas mismas. Se cree que esa guerra ya ha tenido sus derivaciones fuera de las fronteras mexicanas y habría llegado incluso a la Argentina: sospechan que el triple crimen de General Rodríguez, en el que fueron ejecutados los jóvenes “empresarios” Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, fue un pase de facturas entre los narcos mexicanos enfrentados.
Desde 2006 a la fecha, en suelo mexicano, cerca de 30.000 personas han muerto en esta guerra. Entre las víctimas fatales hay narcos, militares, periodistas, niños y mujeres. Hay una marca propia de este conflicto que es la decapitación de los ejecutados. Así de brutal es el cuadro de situación.
En ese contexto de violencia imparable, los medios tradicionales de México sufren una fuerte presión por parte del gobierno para no dar mayor cobertura a los sangrientos sucesos que día a día se multiplican a lo largo y ancho del país. La intención manifiesta es no generar pánico entre la población. Ante la irrupción de los medios alternativos provenientes de la web 2.0, esta estrategia oficial de silenciamiento de un momento a otro iba a ser quebrada. Y así sucedió.
Hace seis meses que está en la web el Blog del Narco y ha logrado un éxito que sería la envidia de cualquier propietario de una página: tiene alrededor de 12 millones de visitas al mes. El sitio se arma con información y contundentes fotos de los hechos, enviados por quienes han presenciado o sido partícipes de las situaciones. Como todo es tan fidedigno, se cree que al blog aportan tanto las fuerzas de seguridad como los propios narcos. “El contenido sugiere que todas las partes están utilizando el blog: cárteles de narcotraficantes que buscan proyectar su poder, corporaciones policiales que pretenden mostrar que también saben jugar rudo, y el público interesado en los incidentes que la prensa tradicional se ha visto obligada a ignorar o minimizar”, señaló recientemente Olga Rodríguez, corresponsal en México de la agencia Associated Press.
Lo que más misterio –y mejor marketing– le aporta al sitio es que hasta el momento no se ha podido determinar quién gestiona el sitio. Cuando la periodista Rodríguez dejó un mail de contacto en el sitio para pautar una entrevista, recibió un llamado desde un teléfono oculto. Quien habló con ella se presentó como titular del Blog del Narco y dijo ser un veinteañero, estudiante del norte de México, especializado en seguridad informática y que arrancó con el blog como un hobby. Dilucidar la identidad del bloguero es realmente difícil ya que ha puesto una barrera de seguridad a su sitio que hace imposible saber quién y desde donde se está haciendo. Lo que si reveló es de qué se trata lo suyo: “La gente pide información y, si no publicas algo, te reclama”.
La página tiene un alto contenido de sangre, con muchos videos de asesinatos (incluido una decapitación) además de historias de violencia. Además hay salas de conversación, foros e información sobre cómo reportar delitos relacionados con la batalla antidrogas de manera anónima. No es todo: el titular del blog también cuenta con un perfil en Facebook, un canal en YouTube y una cuenta en Twitter. Entre quienes lo siguen en la red de microblogs están la CNN, el FBI y la Secretaría de la Defensa Nacional.
Accediendo a la pestaña “Acerca de” en el Blog del Narco, hay una explicación, que también puede leerse como lección para políticos y medios de acá, de allá y de todo el mundo: “La idea de crear Blog del Narco surge cuando los medios de comunicación y el gobierno intentan aparentar que en México no pasa nada. Debido a que los medios están amenazados y el Gobierno aparentemente comprado, fue que decidimos crear un medio de comunicación con el cual podamos dar a conocer a la gente que es lo que pasa, redactar los acontecimientos exactamente tal cual fueron, sin alteraciones o modificaciones a nuestra conveniencia”.

viernes, 6 de agosto de 2010

Una tapa contra 92.000 documentos secretos


Fernando Arredondo

La foto de una joven afgana mutilada por talibanes en la portada de una revista prestigiosa, en un rincón. Enfrente, los 92.000 documentos secretos de la guerra de Afganistán que una página de internet reveló, causando gran revuelo al ventilar masacres cometidas por las tropas ocupantes y gruesas fallas en la estrategia bélica.
Es la última gran batalla mediática y global, librada en la última quincena, en la que se sintetizaron y expresaron dos opciones irreconciliables: que Barack Obama determine el final (casi una claudicación) de las operaciones en los dominios talibanes o que ratifique que sus tropas sigan allí.
A la hora de poner nombres propios hay que decir que la chica de la impresionante foto de la última edición de la revista Time es Bibi Aisha, tiene 18 años y fue brutalmente atacada por talibanes que le arrancaron su nariz y orejas, como castigo por haber abandonado la casa de su esposo, de quien escapó por los maltratos que, según dijo, tanto él como su suegro le proferían. Ella había sido obligada a casarse a los 13 años para saldar el asesinato cometido por un primo de su padre.
Su propio marido fue precisamente quien tras encontrarla luego de la fuga, con ayuda de un familiar, mutiló a Bibi con un cuchillo y la dejó tirada en medio de la desolación de una zona montañosa del centro del país, en Orzugan. La joven se salvó de milagro, fue rescatada y hoy vive bajo el amparo de la ONG Woman for Afghan Women, mediante la cual conseguirá que le reconstruyan el rostro y una nueva vida, esta vez en EEUU.
El título que acompañaba la foto decía: “What happens if we leave Afganistán” (¿Qué pasa si abandonamos Afganistán?). Woman for Afghan Woman dijeron “estar felices” por la portada porque gracias a ella el tema de la violencia del regimen taliban contra las mujeres volvió a ponerse sobre el tapete. Sin embargo, hay musulmanas que han subrayado en el foro de internet Muslima Media Watch que en realidad los ocupantes norteamericanos utilizan la bandera de “salvar a las mujeres” como parte de la retórica para justificar la invasión, pero que no han tenido empacho en trabar alianzas con cualquier misógino a la hora de alcanzar objetivos.
Lo cierto es que la tapa de alto impacto de Time fue posterior (en cuestión de días) a la difusión que hizo el sitio Wikileaks, en una operación conjunta con los diarios The New York Times, el londinense The Guardian y la revista alemana Der Spiegel, de miles de expedientes militares secretos, filtrados por Bradley Manning, un soldado/hacker norteamericano de 22 años. El portal en cuestión tiene sede en Suecia y es gestionado por el periodista australiano Julian Assange. El sitio –que por ahora no tiene fines de lucro declarados oficialmente–, lanzado en 2006, se basa en la “tecnología wiki”, que permite una elaboración colectiva. Lo más conocida bajo esos parámetros es la popular Wikipedia.
Entre los contenidos de los documentos se destacan las masacres de civiles cometidas por los militares norteamericanos cuando iban a la caza de talibanes. También se dio a conocer algo que EEUU no había admitido: que los talibanes atacan con sofisticados misiles provistos por la mismísima CIA –la principal agencia de inteligencia norteamericana– a los mujaidines cuando estos peleaban contra los rusos en los años 80. Además los documentos permitieron conocer que los servicios de inteligencia pakistaníes colaboran con los talibanes, lo que deja en ridículo la ayuda de más de 1.000 millones dólares que Washington le ha enviado desde 2001 a Pakistán, supuesto aliado en la guerra global contra el terrorismo. Assange reveló que Wikileaks tiene aún 15.000 documentos por publicar. El Pentágono salió a pedir el jueves que no los difunda, y que se los entregue.
La confrontación entre la impopularidad de una guerra y la necesidad geopolítica de permanecer en Afganistán libran una dura batalla ante la opinión pública. Sus consecuencias, por ahora, son imprevisibles.

sábado, 24 de julio de 2010

Google vs diarios, la nueva guerra fría


Por Fernando Arredondo

Google, el motor de búsqueda de internet por excelencia desde hace años, tiene como principal fuente de ingreso (según dice la compañía) la publicidad on line. Esto le permite a la firma norteamericana mostrar cifras como las divulgadas hace diez días, que marcan ingresos solo en el primer semestre del año por encima de los 5.000 millones de dólares (menos de lo esperado, hay que aclarar), con una ganancia neta de 1.840 millones de dólares.
Los usuarios de todo el mundo consultan Google en búsqueda de información de todo tipo, entre ella la periodística. El buscador no produce contenidos, por lo que se debe nutrir de los productos que otros fabrican. Entre los que aportan a Google para que éste pueda brindar su servicio están los diarios y empresas periodísticas, que en general se quedan con muy poco (o nada), mientras ven pasar frente a sus narices millones y millones de dólares de publicidad on line con destino a Mountain View, California, la sede del buscador. Para este fin son vitales los sistemas de publicidad contextual de Google, AdWord y AdSense, responsables de esos anuncios que se ven en los márgenes y al pie de varios sitios, colocados aleatoriamente por el buscador dependiendo de las características de la página y de los usuarios que la visitan. Google gana por aproximar el producto al usuario, no por producirlo. Esto pone de los pelos a los editores.
Uno de los que más fuerte chilló en los últimos tiempos fue Pedro J. Ramírez, director de El Mundo, diario madrileño cuyo sitio web es de los más visitados de habla hispana. “Digamos que Google es un parásito sofisticado. Un parásito high-tech. No puede ser que el buscador se quede con el 60% de la publicidad “on line” en España. Es como si las empresas de distribución de los periódicos en papel incluyesen publicidad en las furgonetas. Una de las debilidades del nuevo modelo de negocio por Internet es el monopolio en la distribución”, cuestionó, a la vez que alentó sus colegas de otros medios a demandar en conjunto a Google para que distribuya además de los contenidos, un poco de su billetera.
Otros toman medidas extremas en pos de ganar algo. Es el caso del magnate australiano Rupert Murdoch, dueño de medios en Europa y EEUU, quien decidió que The Times de Londres comience a cobrarle a sus usuarios para acceder a las noticias. Esta semana se supo que la cantidad de lectores del sitio cayó un 78%. La empresa esperaba que la caída sea de un 90%. “Con un 10% de lectores que paguen en la web ganaremos más que con todos los que teníamos antes y no pagaban nada”, sentenció Murdoch.
En Francia, en tanto, los editores de diarios se pusieron de acuerdo para armar un “kiosco virtual”, a través del cual los internautas (desde sus computadoras, celulares inteligentes o las tabletas como el IPad) podrán acceder a contenidos de periódicos nacionales a cambio de una suscripción. Se unen para crear una alternativa a Google Noticias, que anunció a principios de año su intención de incluir publicidad en las búsquedas.
Esta semana Google contestó a las acusaciones veladas y/o directas. Lo hizo al responderle a la Comisión Federal de Comercio de EEUU (FTC, según su sigla en inglés), que convocó a la empresa a debatir sobre la conformación de un “neoperiodismo” y la necesidad de crear nuevos marcos legales para la prensa en la era digital. La FTC propone medidas que salvaguarden a los medios impresos y pongan ciertos límites a buscadores y agregadores de noticias. Google fue durísimo: dijo, entre otras cosas, que la prensa escrita gozó por años de un esquema de negocios cuasi monopólico que le permitía tener ganancias extraordinarias a expensas de anunciantes que no tenían más opción que pautar en el papel para promocionarse y pagar mucho por ello. Agregó que internet en general y Google en particular lo que hicieron fue multiplicar las vidrieras donde exponerse, generando equilibrios. Esto permite que hoy, en internet, una empresa pague lo que corresponde por el efecto real de su anuncio, asegura Google en el documento, que es público y se puede leer en internet (en inglés).
Como en toda disputa de poder y negocios, acá no hay buenos ni malos, sino contendientes peleándose por la parte del león. No quedan dudas que de esta lucha, que será central en la década del ’10, muchos saldrán heridos, mutilados o quizás muertos. En ese contexto, resulta una apasionante incógnita saber en qué derivará el periodismo.

viernes, 16 de julio de 2010

K-Studio, el arma secreta


Fernando Arredondo

La mayor virtud de los uruguayos en el Mundial de fútbol quizás no estuvo en los pies, sino en la cabeza. A los bravos orientales les hizo bien eso de entrar por la ventana del repechaje para reconocer sus limitaciones a tiempo y a partir de allí edificar estrategias para alcanzar el mejor resultado posible. Aquel planteo fundante de la filosofía moderna formulado por Descartes hace más de 350 años con su “pienso, luego existo”, tuvo en el maestro Oscar Tabárez un ejecutor a medida.
Una de las herramientas clave con las que el DT ha contado para cumplir con el objetivo ha estado en su notebook y se llama K-Studio, un software “made in” Uruguay que sirve para analizar, entre otros eventos deportivos, partidos de fútbol. Los creadores del engendro informático, dueños de la empresa Kizanaro, son Krikor Attarian, Estefano Zammarelli e Ignacio Oliveri tres jóvenes de 27 años que con este invento se recibieron de licenciados en sistemas en la Universidad ORT. Dos de ellos, Oliveri y Attarian, viajaron como parte de la delegación uruguaya a Sudáfrica y convivieron con cuerpo técnico y jugadores.
En las notas que han dado los ciberasistentes durante estos días han explicado qué es lo que analiza y sistematiza el software. “Registramos todas las pelotas recuperadas, todas las llegadas, todas las pelotas quietas y asociaciones de juego entre jugadores, cuántos pases dio un jugador, si esos pases fueron buenos o malos, qué tipos de pases da –medios, cortos o largos–, cómo traslada la pelota, cómo recibe la pelota…” y más, según han explicado.
Destacaron que se trata de la compilación informática de alrededor de 2.000 acciones por partido sobre las que el DT puede establecer unos 150 criterios de búsqueda. El software es “customizable”, o sea que se puede adaptar a las necesidades del usuario. Otro aspecto destacado en el sitio redusers.com es que, como los creadores han tenido en cuenta que los entrenadores no necesariamente son personas muy amigadas con la tecnología, el K-Studio dispone de una interfaz “sencilla e intuitiva”, que permite operarlo con facilidad.
Tabárez en los entretiempos de cada partido del mundial ha recibido, on line, un informe sobre aspectos puntuales previamente establecidos con los técnicos informáticos (que observaban los partidos desde las tribunas), necesarios para los cinco o seis minutos de charla con sus jugadores en el vestuario. Y al final de cada cotejo, el DT ha contado con el reporte completo. Con esos datos el mismo entrenador puede generar un disco para ser entregado a cada jugador para verlo en un DVD,
explicaron los asistentes al diario mexicano El Economista.
Pero la función del software no se limita a analizar en detalle al equipo propio: también ha servido para estudiar a los rivales. En base al mismo programa, Oliveri y Attarian le facilitaron informes a Tabárez sobre cada contrincante, para de ese modo plantear un esquema de juego de acuerdo a las características del rival.
En sintonía con la humildad del DT, los licenciados no se arrogan nada. “Quien ha explotado el sistema al 100% es el maestro Tabárez. Nosotros sólo pasamos los datos y él tiene el mayor trabajo, interpretarlos a sus necesidades, conveniencias.
Creo que se han complementado bastante bien ambas partes”, dijo en una entrevista Zammarelli, socio fundador de Kizanaro que se quedó en Montevideo.
Esta innovación uruguaya puede emparentarse –en eso de no dejar detalles al azar– con la eliminación argentina en Alemania 2006 por penales y el recordado episodio del arquero Lehmann mirando un papelito con información de los shoteadores Albicelestes. Ese papelito no era cualquier cosa: era la aplicación práctica de la sistematización de 13.000 penales que los alemanes tenían cargados en su base de datos, según recordó Adrián Paenza poco antes de la frustración en Sudáfrica ante el mismo rival.
Un programa informático por sí mismo no asegura nada: el mejor martillo no asegura un
buen carpintero. De hecho, Tabárez ya tenía el K-Studio durante las Eliminatorias, en las que raspando Uruguay consiguió la chance del repechaje. De lo que sí no quedan dudas es que en este caso la herramienta fue utilizada en un trabajo serio que intentó superar adversidades y limitaciones, sin supercherías ni demagogias.

domingo, 4 de julio de 2010

El libertinaje al poder


Fernando Arredondo

La semana pasada, mientras en la redacción de Diario UNO debatíamos dónde y cómo publicar los pechos desnudos y turgentes de Pamela David (apenas un caso de exhibicionismo), en Francia uno de los diarios más prestigiosos del planeta pasaba a manos de un hombre que hizo su fortuna a fuerza de sexo explícito. Se trata del multimillonario Xavier Niel, de 42 años, uno de los miembros de la triada empresarial que se hará cargo del prestigioso diario Le Monde, medio que estaba asfixiado por deudas y a punto de entrar en cesación de pagos. Niel es el fundador de Free.com, un operador de internet y telefonía. A eso llegó luego de un largo camino que empezó a mediados de los años 80, cuando siendo aún un adolescente, este francés se involucró en la incipiente informática. Con solo 19 años, comenzó a armar su fortuna desde Mintiel, una red antecesora a Internet en su país. Allí el joven emprendedor ideó una red de contactos sexuales, que le sirvió de base para ir más allá e invertir en sex shops y negocios vinculados a la pornografía on line. Niel en su momento fue acusado de proxenetismo, aunque finalmente termino absuelto. Si en cambio se lo condenó por el manejo irregular del dinero de los sex shops. Solo debió pagar 250.000 euros, al estar limpio de antecedentes.
No es casual que un hombre que estuvo vinculado a la pornografía on line se transforme en factor de poder. El negocio del sexo explícito se ha multiplicado desde los años 90 en adelante y se estima que hoy mueve alrededor de 4.000 millones de euros anuales en el mundo. Para entender el fenómeno, quizás baste mencionar que el 35% de las descargas totales que se realizan en Internet son contenidos pornográficos y el 12% de las páginas que alberga la red son XXX, o sea, 317 millones de sitios, según un informe de Online MBA conocido este mes. El estudio agrega que por cada segundo, 28.258 personas están conectadas a esas páginas.
La asociación de Niel con estas actividades –que en realidad forman parte de su pasado–, condujeron al presidente Nicolás Sarkozy a oponerse a su llegada a Le Monde por su “temperamento libertario”, según destacaron algunos medios. En realidad lo que al presidente francés mas le preocupa es que los socios de Niel en Le Monde son opositores políticos. Uno de ellos es Pierre Bergé, de 80 años, un hombre de negocios francés y mecenas artístico, conocido entre otras cosas por haber sido socio y pareja del modisto Yves Saint-Laurent, fallecido hace tres años. Nunca ha ocultado su simpatía por la socialista Segolene Royal, ex candidata presidencial, derrotada por Sarkozy. El otro socio es Matthieu Pigasse, de 41 años, un banquero muy cercano a Dominique Strauss Khan, dirigente socialista, ex ministro de Economía y actual presidente del Fondo Monetario Internacional (FMI). Hace un año, compró el semanario cultural francés Les Inrockuptibles. Entre los tres desembolsarán 110 millones de euros en pocos meses para mantener a flote a Le Monde.
Parece que enfrentarse a Sarkozy está de moda o trae suerte, porque a poco del duelo verbal de Cristina Fernández con el presidente francés en Canadá (difundido por el gobierno con ahínco), el Consejo de Administración del periódico parisino también decidió enfrentarlo, haciendo caso omiso a sus presiones para que el grupo español Prisa (dueño del diario madrileño El País, Radio Continental en Argentina, entre otra decena de medios) junto a France Telecom y el semanario Le Nouvel Observateur se hicieran cargo del periódico.
El martes el Consejo de Administración votó ajustadamente (11 a 9) a favor de Niel- Bergé-Pigasse y contra la otra oferta. La votación no solo implicó eso, sino también que luego de casi 60 años, la Sociedad de Redactores del periódico cediera la mayoría accionaria de la empresa. Ese también es un signo de los tiempos.

lunes, 28 de junio de 2010

Los retos de la participación


Fernando Arredondo

El viejo esquema comunicacional que tenía a un emisor activo en un extremo y receptor pasivo del otro hace tiempo que ha pasado a mejor vida. De la mano de las nuevas tecnologías aquello explotó en mil pedazos y dio lugar a circuitos de direcciones múltiples. El cambio más notable que esto ha acarreado es que los medios han dejado de tener la potestad absoluta sobre la producción de los contenidos informativos. Hoy “el público” ejerce su poder desde distintos espacios: un blog propio, su perfil en Facebook, con un simple SMS o con un comentario al pie de la nota publicada on line por cualquier medio.
Sin dudas, para la mayoría de los periodistas y los medios el antiguo modelo era infinitamente más cómodo de administrar que el actual. Hasta no hace mucho tiempo la repercusión de tal o cual información se medía principalmente por la réplica de los implicados en la noticia o por la atención o no que le prestaran los colegas a la información difundida. Ahora, merced a los nuevos dispositivos tecnológicos, prácticamente se puede ir auscultando la vida de la noticia o de lo que se haya transmitido minuto a minuto, a medida que corre (si es que corre y no muere en el intento) entre lectores, televidentes o radioescuchas. Y esa respuesta moldeará o al menos marcará límites y proyecciones para la próxima producción y así sucesivamente. Mal que les pese a muchos esto también es un negocio y como reza el cartel de algún hipermercado, el cliente siempre termina teniendo la razón.
Pero no todo es color de rosas, por supuesto. Esta aún novedosa situación conduce hacia nuevos problemas que obligan a innovadoras soluciones. Dos situaciones similares ocurridas durante esta semana muestran las dificultades que se empiezan a afrontar al momento de abrir la participación del público en cada noticia. El primer caso, el más cercano, fue el de La Nación. El domingo 20 el diario de los Mitre publicó en papel y web una nota titulada “Mensaje conciliador y señal de continuidad”, sobre Héctor Timerman, a dos días de su asunción en Cancillería. Los editores de lanacion.com.ar en un momento de la tarde debieron cerrar los comentarios “debido a ataques antisemitas” contra Timerman. Públicamente el medio no dio mayores explicaciones, pero dejó en claro una estricta política de tolerancia cero a los comentarios contra la comunidad judía.
El otro caso es de España. El miércoles pasado en Cataluña un tren bala arrolló a trece personas, todos bolivianos, ecuatorianos, colombianos y chilenos. El accidente, en la estación de Castelldefels fue motivado por la imprudencia de gente que cruzó la vía rumbo a una playa cercana, sin advertir la llegada del convoy, a casi 150 kilómetros por hora. El diario 20Minutos, en su sitio web, ante la recepción de comentarios xenófobos y crueles al pie de la noticia de la tragedia, advirtió a los lectores que debían rectificar el rumbo de sus mensajes. Al no lograr su objetivo, solo permitió que comentaran usuarios registrados. Como esto tampoco resulto, se tomó la medida más drástica: bloquear todos los comentarios. Luego de este episodio, el medio decidió adelantar la puesta en marcha de una nueva política para la publicación de comentarios, medida que se venía planeando desde tiempo atrás.
Las dos situaciones puntuales nos advierten que se deberán ir estableciendo en conjunto, entre medio y público, tácita o explícitamente, pautas de comportamiento y responsabilidad aunque más no sea, de mínima, por decoro y, de máxima, para que estos nuevos espacios de comunicación no se vayan convirtiendo lentamente en una cloaca inmunda.

sábado, 19 de junio de 2010

“La extraña supervivencia de la tinta”


Fernando Arredondo

El título de esta columna es un plagio, lo aclaramos de entrada. Si hasta el maestro Pablo Picasso se permitía decir que “si hay algo para robar, lo robo”, ¿cómo no vamos a necesitar de esa licencia también nosotros?
Bien, el título en cuestión es el de una editorial publicada la semana pasada por el semanario inglés The Economist sobre el estado de la industria editorial en el mundo. En ella se indica que, contra todos los pronósticos, los diarios de papel parecen haber superado con relativo éxito la crisis que amenazaba con llevárselos puestos a manos de, entre otras cosas, la gratuidad de internet y los números empiezan a equilibrarse. Que sea The Economist quien difunda estos datos no es un detalle menor: se trata del mismo periódico que hace cuatro años tituló estridentemente en su tapa “Who killed the newspaper?” (“¿Quién mató a los diarios?”). “Me hace acordar a esos diarios que corrigen el error de una necrológica haciendo resucitar al muerto que estaba bien vivo”, escribieron al respecto y con sarcasmo en el blog hispano-argentino paperpapers.blogspot.com.
En líneas generales el semanario apunta que esta supervivencia ha costado mucho. Cita el caso de la empresa estadounidense McClatchy, propietaria de 30 diarios, entre ellos The Miami Herald, que se vio obligada a reducir un 25% sus costos para mantenerse a flote. En febrero del año pasado esa firma había anunciado el despido a 1.600 empleados, el 15% de su plantilla.
Otra editora norteamericana, Gannet, tomó la decisión de que 46 de sus casi 100 diarios se aboquen solo a las noticias locales. Las nacionales se bajan y se publican directamente desde el Usa Today, el popular diario nacional, propiedad de la misma empresa. Este mismo grupo en marzo de este año anunció un aumento de 51% en sus ganancias, contra el mismo mes pero de 2009.
Del otro lado del Atlántico, en Alemania, Mathias Döpfner se aventura a decir que “lo impreso vivirá más tiempo de lo que la gente cree”. Döpfner es el jefe ejecutivo del grupo Axel Springer Verlag AG, propietario de los diarios germanos Die Welt y Bild, este último el más vendido de Europa. El primer trimestre del año para Axel Springer fue el más rentable de sus 64 años de historia: reportó un margen de beneficio del 27%. “Si los periódicos están en crisis, me gusta crisis”, se atreve a decir Döpfner.
Más cerca de nosotros en Brasil, ni siquiera hay rastros de crisis: en la última década se ha expandido en un millón de ejemplares la circulación, llegando a los 8,2 millones en promedio por jornada.
Otra información, en este caso propia, nos marca que el papel aún goza de buena salud: UNO aumentó un 14% su circulación midiendo abril de 2009 y el último abril. Los datos pertenecen al Instituto Verificador de la Circulación. Paralelamente los ingresos al sitio en internet del diario crecen día a día, llegando a pico de 12.000 visitas diarias. Eso demuestra que no se trata de hacer una cosa o la otra, sino ambas y que se puede lograr un crecimiento dual.
Como dijo Alberto Arébalos, director de Comunicaciones Globales y Asuntos Públicos de Google para América Latina, a los diarios “a los diarios nos los va a matar el Internet. Los va a matar el aburrimiento”. Encontrar la fórmula para evitarlo es el gran desafío.

viernes, 11 de junio de 2010

Estrellas que no estarán en la cancha


Por Fernando Arredondo

El mundial de fútbol tiene, además de la contienda deportiva, otro gran atractivo para el público en general y para el periodismo en particular: el impacto que tendrán las redes sociales de internet en la cobertura de lo que pasa en Sudáfrica.
Mes a mes se multiplican las conexiones en todo el mundo. Para señalar una pauta de este crecimiento solo basta recordar la nota publicada el domingo pasado por UNO que dio cuenta de que durante 2009, y pese a la crisis económica, en la provincia se incrementaron un 15% la cantidad de conexiones residenciales a internet, llegando casi a 80.000. Si a esa cifra la multiplicamos arbitrariamente por cuatro (una familia tipo), podríamos aventurarnos a decir que en 2009 más de 300.000 entrerrianos ya accedían a internet solamente desde sus hogares (descontando cibers y conexiones laborales). Esto significa que casi un 25% de la población de la provincia está “on line”, basándonos en las proyecciones que indican que Entre Ríos tiene una población de 1,2 millones de habitantes. Es de esperar que este año, con una situación económica un poco más aliviada en general, más personas hayan logrado acceder a la red y que esa cifra haya crecido exponencialmente.
En ese contexto las nuevas herramientas que el avance tecnológico pone a disposición de todos aquellos que pueden costearse una computadora e internet brindarán una perspectiva muy distinta de la que se tuvo –¡tan solo cuatro años atrás!– del Mundial Alemania 2006 y por supuesto, de todas las citas mundialistas previas.
Tres hechos sirven para comprender el por qué de los cambios: 1) Mark Zuckerberg puso en marcha Facebook en febrero de 2004; 2) Chad Hurley, Steve Chen y Jawed Karim hicieron lo mismo un año después con YouTube, 3) un poco más acá, el 13 julio de 2006, Jack Dorsey lanzaba Twitter, la red social estrella del momento. Cuatro días antes, el 9 de julio, la selección italiana se había coronado en Berlín.
Estos tres datos sirven para observar que la explosión de la internet 2.0, la que rompió con el viejo y vertical esquema comunicativo del emisor activo y el receptor pasivo, fue ayer nomás. Por lo tanto no habían existido posibilidades de verla en acción en situaciones trascendentales. De todos modos hay que subrayar que algo ya se vislumbraba, sobre todo en situaciones trágicas. Por ejemplo, fue vital el rol que jugaron Facebook y Twitter en los terremotos recientes de Haití y Chile no solo para saber qué era lo que sucedía, sino además para intervenir o ayudar.
Hay periodistas de los grandes medios nacionales enviados a Sudáfrica que están iniciando su experimentación con estas nuevas herramientas. Por suerte hay algunos que están dando cátedra en el uso de Twitter, por ejemplo, entendiendo a la perfección que se trata de hacer algo sustancioso y con brevedad. Son los casos de Gonzalo Bonadeo, Diego Latorre y Juan Pablo Varsky. No son los únicos, hay más y no solo de la Argentina.
Ellos están configurando una opción más que seductora que afortunadamente nos ayuda a eludir el bochorno que en general son las transmisiones televisivas, excepto honrosas (y escasas) excepciones.

sábado, 5 de junio de 2010

¿De qué planeta viniste?


Por Fernando Arredondo

En exactamente una semana, cuando la intratable Adidas Jabulani empiece a rodar por el verde césped del Ellis Park de Johannesburgo para el primer cotejo de Argentina en el Mundial de Fútbol, ante Sudáfrica, estas líneas no tendrán ningún sentido. La pasión (¿la prima hermana de la alienación?), hará olvidar todo y cada uno alentará para el triunfo de la albiceleste desde su lugar así se esté ante su LCD de 32” comprado en infinitas cuotas o, como en mi caso, frente a un modestísimo televisor de 14” cuya marca, luego de varios años, aún no puedo memorizar. Es chino, eso si recuerdo. Y barato.
Decía que en una semana el árbitro pitará el inicio del partido, quizás Messi mueva el balón para Higuaín desde el punto central, y todo lo demás, lo dicho y lo escrito, será parte del pasado y del olvido. Una de las tantas cosas que el vértigo del momento desterrará hacia algún oscuro y frío lugar de la memoria, será la contradicción manifiesta entre el “planeta fútbol” y el otro “planeta”, el que caminamos a diario millones y millones de personas que nunca tuvimos la virtud (quizás no tenemos ninguna, vale aclarar) de sacarnos rivales de encima a lo guapo y con la pelota en los pies como Carlitos Tévez, para después clavársela en el ángulo al arquero.
La contradicción acá se mide en millones de dólares y el contraste es abismal. La primer pauta, o al menos la más factible de percibir y dimensionar, la constituye el dato publicado en el diario deportivo español Marca: los jugadores de la selección argentina cobrarán casi 2,5 millones de pesos (medio millón de euros) en caso de salir campeones. Bastante más que Diego y los suyos en el 86, cuando apenas llegaron a los 30.000 dólares per cápita por traerse la Copa. Una cuenta veloz hecha en la Redacción cuando conocimos la noticia del medio millón de euros, nos arrojó como resultado que ese monto equivale a unos diez departamentos en el centro de Paraná. En tren de seguir comparando (y de digerir la noticia) sirve marcar que “la mujer más poderosa del mundo”, como describió la revista Forbes a la presidenta alemana Ángela Merkel, tiene un sueldo anual de 250.000 euros, la mitad del premio que recibirá, por ejemplo, el jugador sabalero Ariel Garcé si el equipo se queda con la copa en Sudáfrica.
Por supuesto, semejantes diferencias no son atribuibles a los jugadores (ellos son solo una circunstancia), sino a lo que el negocio del fútbol genera. A fines del año pasado la consultora internacional Deloitte & Touche difundió un estudio realizado para la Annual Review of Football Finance que indicaba que el fútbol a escala planetaria (si se lo considerara un país) ocupa el 17° lugar en la economía mundial. Esto a partir de contar con un PBI de 500.000 millones de dólares, que le sirve para superar a economías tan pujantes como las de Taiwán, Suiza o Bélgica. El mismo estudio determinó que de acuerdo al balance de 2009, la FIFA terminó el año con 200 millones de dólares a favor. Si uno recuerda que el año pasado las principales economías mundiales caminaban por la cuerda floja a causa de la crisis generada en Estados Unidos al explotar la burbuja de las hipotecas, situación de la que no logran salir, lo del fútbol se erige en un hecho paradójico. Las últimas previsiones indican que el impacto global del Mundial que empieza el viernes será de 7.000 millones de dólares. Una cifra sideral si se observa que la cita mundialista esta vez será en un país donde un cuarto de los 49 millones de habitantes no tiene trabajo y la mitad es pobre y vive con menos de 5 pesos argentinos al día.
Como ya advertí, solo se trata de nimiedades. Lo importante acá es traer la Copa como en el 86, que los brasileños nos miren salir a la calle a festejar y así coronemos un Bicentenario imposible de igualar. Lo demás, son berrinches de resentidos.

sábado, 29 de mayo de 2010

Sueños que no se van con la noche


Fernando Arredondo

Agustina tiene 8 años y es hija de mis vecinos. El miércoles, a la noche, su hermanita Emilia, de 3 tuvo un accidente doméstico. Entre las dos habían improvisado un “tobogán” con un colchón, para lanzarse desde arriba de la cucheta al piso. Una travesura de esas a las que el vigor de la niñez predispone.
En su primer intento acrobático, Emilia se estrelló con su cara, de frente, contra el suelo. Todo ocurrió en tan solo unos pocos minutos, no más de cinco, según coincidieron Hernán y Gabriela, los padres de las nenas, al relatarme lo que pasó. Ellos tuvieron que salir de urgencia en su auto hacia el hospital con Emilia. Los médicos la vieron y determinaron que por suerte no se trataba de nada grave: tan solo una lesión en el tabique, que requerirá a lo sumo de una mínima intervención. Pudo ser mucho peor.
Cuando Hernán y Gabriela marcharon presurosos hacia el sanatorio, nos pidieron a mi novia y a mí que cuidemos de Agustina.
Sin quererlo, en el tiempo que estuvo en casa esperando que sus padres y Emilia retornen, y luego de una larga charla en la que, entre otras cosas, nos contó detalles del accidente y su rol en el mismo, Agustina nos dio una lección sobre consumo y utilización de medios de comunicación. Como ya era tarde, había que pasar el tiempo y no sabíamos por cuánto se iba a extender la situación, le dejamos la tele y la computadora a su disposición. Nunca nos pidió que prendamos la primera, si en cambio la segunda (primer elemento a tener en cuenta). No tuvimos que indicarle nada, su única pregunta fue: “¿ustedes tienen internet?”. Le dijimos que si, y ella empezó a operar.
Nunca vi a nadie manejar con tanta destreza la lista de sugerencias de Google (la que se despliega en el formulario de búsqueda). Como con cada letra que uno introduce la lista se va modificando, ella jugaba hasta encontrar lo que estaba buscando. Y lo encontró: era un video en YouTube de Selena Gómez, una pop star norteamericana de 17 años –que yo desconocía por supuesto– autora de hits como Magic y Naturally. “También actúa en Los Hechiceros de Waverly Place”, me añadió Agustina con un inglés muy claro al pronunciar “Waverly Place”. Quería borrar la ignorancia de mi rostro respecto de Selena, pero fue en vano. Le pregunté cómo había conocido a la artista, y me explicó que fue a través la serie en cuestión, una de las tantas producciones de Disney. A su obra musical la sigue por Internet, me aclaró. Frente a esa dualidad le pregunté si prefería la tele o internet y me dijo sin dudar “internet”. “¿Por qué?”, quise saber. “Porque podés elegir qué ver”, me respondió. Y por si la cosa no me quedaba del todo clara me agregó lo siguiente, con gran contundencia: “además después de mirar noticieros, tengo pesadillas con ladrones”. Nos miramos con Mariela y nos quedamos en silencio. Pensé en la cantidad de informes de tevé que se producen sobre el mal uso que los chicos hacen de internet. Y pensé también en que nunca vi un informe sobre el mal uso que los grandes hacemos de la tevé.
Agustina siguió con la compu un rato más, en la página de Minijuegos (muy popular entre los chicos, ya lo vi con un sobrino), hasta que se fue a dormir, casi a la medianoche. Cerca de las 2, sus padres y Emilia volvieron, por suerte con buenas noticias. Luego de despedirlos, me quedé pensando en Agustina y sus sueños, y en que ojalá nunca vuelva a tener una pesadilla con ladrones.

sábado, 22 de mayo de 2010

Hambre de liderazgos positivos


Fernando Arredondo

El episodio protagonizado en las vísperas del Bicentenario por Cristina Kirchner y Mauricio Macri deja desnudos aspectos más que inquietantes sobre la verdadera magnitud que tenemos como “nación”, en su acepción más bien cultural que política.
Repasando, la presidenta había sido invitada por el jefe de gobierno porteño a la reinauguración del Teatro Colón, que será el 24 a la noche. El alcalde capitalino, hay que aclararlo, se había encargado de manifestar que no le hubiese gustado que la presidenta concurra a la cita con su esposo Néstor Kirchner, por sus desavenencias políticas, exacerbadas desde que el ex presidente Boca está procesado por las escuchas ilegales. Macri está convencido que el juez Norberto Oyarbide actuó por orden del ex presidente. Cristina decidió no ir a la velada en el mayor coliseo del país. En una carta hecha pública el jueves, la mandataria se mostró ofendida “por la increíble cataratas de agravios” del líder del PRO. Macri retrucó con otra carta en la que le pidió a la jefa de estado que revea su decisión.
Semejante sainete entre dos dirigentes en la cúspide del poder político argentino viene a poner las cosas un poco en claro en medio de tanta parafernalia bicentenaria. Porque mucho se habla en estos días de que “somos” un país así, asa, y bla, bla, bla, pero en los hechos no nos podemos juntar al menos a tomar un café con medialunas porque nos agarramos a las trompadas. Uno supone a partir de esto que si ambos dirigentes no pueden ni siquiera juntarse para un acto oficial, menos lo podrán hacer para consensuar políticas de estado aunque más no sea a corto plazo.
Y lo que les pasa a Macri y Cristina (que parecen olvidarse de que no se representan a si mismos, sino a un país y la capital de ese país) no es un hecho aislado, porque la misma situación se traslada a todas las esferas y lo único que cambia son los actores. Pasa así en el mundo empresario, en el mundo artístico, en el mundo deportivo, en el periodístico y en todo lo imaginable. Las raíces de esa actitud ante la vida habría que rastrearlas quién sabe dónde, pero lo que si me atrevo a decir como primera conclusión es que se trata de un facilismo chambón camuflado de enojo: es más sencillo rezongar que hacer, porque hacer implica esfuerzo y compromiso. Y a eso si que le tenemos miedo.
Esta y otras jugosas peleítas conventilleras nos mantendrán entretenidos en tanto sigan lloviendo “sojadólares”, las cuentas cierren y parezca que no es necesario trabajar en la construcción de una nación sólida y diversa, preparada para enfrentar los complejos tiempos por venir y las cíclicas crisis que tarde o temprano van a llegar.
A quienes les interese esto de construir (aprovechando que vamos a estar conectados en continuado con Sudáfrica durante un mes por el mundial de fútbol), pueden ver la película Invictus o leer el libro en el cuál se basa, El Factor Humano de John Carlin, donde se da cuenta de los esfuerzos de Nelson Mandela para lograr una integración nacional imposible de creer para un país que tuvo un nivel de segregación racial que avergüenza a la especie humana y que aún hoy no ha sido desterrada por completo. Mandela tendría sobrados motivos para cobrárselas a sus enemigos blancos luego de haber pasado 27 años de su vida preso por liderar la Resistencia. Pero en cambio cuando llegó al poder optó por edificar, no por deshacer. Es ejemplo de liderazgo positivo, un modelo de conducción que en Argentina no se consigue.

sábado, 15 de mayo de 2010

Una de cal y otra de arena


Fernando Arredondo

Hace diez días desde este espacio alentábamos a abordar sin prejuicios y sin el prisma de paradigmas obsoletos la cuestión de las convocatorias estudiantiles por Facebook, como las rateadas masivas que tanto lugar ganaron en los medios de comunicación, generando un amplio debate. Dijimos que este episodio venía a anunciarnos que el tradicional esquema educativo tocaba a su fin y como todo lo existente (que tarde o temprano muere) deberá dejarle espacio a lo nuevo. “La vieja cultura es la cultura vertical que impregna a la escuela: contenidos casi siempre impartidos por una autoridad lejana, no participativa. La nueva cultura es la que se plasma en estos días en Facebook: auto organización, gestión de proyectos comunes. Una es vertical, la otra es horizontal, en red”, diferenció el periodista Roberto Guareschi abonando a la teoría de la ruptura, en su columna de los domingos en diario Perfil, titulada esta vez “El poder de los rateros”, también disponible para su lectura en el blog robertoguareschi.com.
Durante la semana que termina se conocieron dos manifestaciones al respecto, una del Poder Ejecutivo Nacional, otra del Poder Judicial, cuyos enfoques sintetizan dos miradas bien diferentes sobre el mismo problema. Una inicia el camino que proponíamos, la otra mueve casi a la risa por absurda.
La primera es la del Ministro de Educación Alberto Sileoni, luego de la reunión con los encargados de las carteras educativas en las provincias para abordar la cuestión. El funcionario en principio confirmó que no habrá sanciones contra los jóvenes, pero eso es lo menos importante. Lo significativo fue que reconoció lo siguiente: “Hay que escuchar el mensaje, los pibes están avisando algo. Los chicos necesitan ser escuchados, con lo cual no significa que le demos la razón en todo: si cometen una trasgresión, que haya conciencia”. Como punto de partida estará bien, siempre y cuando esto se transforme en hechos, y en este caso, en hechos pedagógicos. Posiblemente ya hayan entendido que para “enseñar” en los albores del Siglo XXI no alcanzará con regalar 3 millones de netbooks en las escuelas.
La otra manifestación fue la del juez mendocino Alfredo Dantiacq Sánchez a través de un fallo casi desopilante. El magistrado ordenó a Facebook a cerrar cualquier grupo “creado o a crearse por menores de edad”, como si esto fuera algo posible de concretar. Para colmo la medida tiene aplicación solamente en territorio mendocino, dando por hecho que en internet hay fronteras. El error está en considerar que el problema está en la red social y no en las personas y sus vínculos. Suena tan ridículo e imposible como pensar que para evitar las tragedias aéreas hay que dejar de fabricar aviones.
Desde esta perspectiva, el problema educativo que las rateadas plantean no será resuelto. Ojalá no sea la que se imponga.