viernes, 9 de marzo de 2012

Una foto de Mujica que da que hablar en Internet


Una imagen del uruguayo cortándose el pelo en su chacra de Anchorena fue muy comentada en Facebook. Un mensaje a la clase política local

Marcelo Pérez, un usuario de Facebook domiciliado en Puerto Madryn según dice su biografía, subió el lunes las 13 a su muro esta foto del presidente de Uruguay José Pepe Mujica. Se lo ve sentado en una galería de su estancia en Anchorena, de pantuflas, mate en mano, con una perra jugando a sus pies mientras un peluquero le corta el pelo. De la toma se desprenden múltiples lecturas, entre ellas, inevitablemente, la comparación con líderes políticos de aquí y de todo el mundo, a los que uno ve rodeados de glamour y lujo. Al presidente uruguayo se lo observa acá como alguien simple, campechano, lejos de lo que habitualmente distingue a los jefes de Estado y los hombres y mujeres del poder, en general.

La imagen hasta las 20 del martes había sido “compartida” 1.165 veces, por lo tanto su “viralidad”, esa capacidad de ciertos contenidos para correr como reguero de pólvora por Internet, fue más que notorio. El texto cargado de ironía que acompaña la foto colgada en Facebook, dice: “EL Presidente Uruguayo fue descubierto malgastando sus ingresos!!!... El mate es diseño de Pinin Farina, las pantuflas son de Gucci y el poncho de Armani. Se comenta que el perro es de una raza rarísima, de puro pedigree y que el único otro ejemplar lo tiene la Reina de Inglaterra...”. Y cierra con esta frase: “Uno sólo es lo que es... y anda siempre con lo puesto”.

En un momento especial de la realidad argentina, donde las contradicciones del “modelo” se desnudan de modo preocupante, castigando a los débiles, como por ejemplo los trabajadores que viajaban hacinados en un tren hacia su muerte; o mientras, por un lado, se discuten (y mezquinan) aumentos salariales a los trabajadores, y por el otro se informa de aumentos del 100% de la dieta de los legisladores, la foto cae como anillo al dedo para establecer un demoledor efecto comparación. Por eso fueron tantos los argentinos que desde el lunes hasta ayer compartieron y comentaron la foto.

Lo particular del caso es que no se trata de una foto reciente. Revisando un poco, se llega hasta una nota del sitio web del diario español El Mundo del 21 de noviembre de 2010, que es una especie de semblanza del exguerrillero tupamaro que ese año había asumido la presidencia oriental, ilustrada con esta imagen.

La nota en cuestión, firmada por el periodista Dino Cappelli recopilaba algunas anécdotas orientadas a delinear la personalidad del mandatario. Una de ellas es la siguiente: “Mujica viajaba junto a sus escoltas -motos y autos de seguridad- rumbo al centro de la capital del país. De repente, sacó sus brazos por la ventanilla indicando que la caravana debía detenerse. Obviamente preocupados, los escoltas cumplieron la orden y de forma inmediata le consultaron qué pasaba. Mujica, entre apuros y risas, dijo que debía ir al baño, y cortó camino hacia unos cañaverales que se ubicaban a escasos metros de la ruta. Mal del estómago en la mañana, el presidente debió acudir a lo más cercano que tenía... y allí buenas fueron las cañas de tacuara”.

El texto del corresponsal cierra del siguiente modo, aludiendo a la foto que a 16 meses haber sido publicada, se viralizó: “...una foto que llegó a ELMUNDO.es documenta de forma tajante lo inverosímil de los actos del presidente José Mujica. Es reciente, y da cuenta del último corte de pelo del gobernante uruguayo. En su chacra, con la perra Manuela a sus pies. Un Mujica sonriente, de mate en mano, con un amplio poncho que lo cubre del pelo que cae, cumple con una tarea que iguala a todos los seres humanos, y lo hace con su peluquero de toda la vida. Un hombre común, como la gran mayoría de los uruguayos que lo eligieron presidente y lo mantienen con un alto índice de popularidad”.

Como siempre, no todo lo que brilla es oro y hay que subrayar que hoy esa popularidad no es la misma porque, como siempre, el ejercicio del poder va horadando las simpatías. De muestra sirve recordar que el semanario montevideano Brecha, una publicación progresista y siempre cercana al Frente Amplio al que pertenece Mujica, dedicó una edición completa de febrero a cuestionar de modo enfático a la actual gestión presidencial por su alejamiento de las bases que le dieron cuerpo al frente de izquierda, que va por su segunda presidencia. Alertan en esa publicación de cierta derechización de la cúpula frenteamplista y le exigen cambios urgentes.

Más allá de esto, las adhesiones a la foto de Mujica cortándose el pelo están ahí, a la vista en decenas de muros de Facebook, enviando un mensaje que seguramente es un reclamo de mayor proximidad a una clase dirigencial siempre tan dispuesta a subirse a los pedestales.

(Publicada el miércoles 07/03/2012 en UNO Entre Ríos)

Una batalla por el sentido


Eduardo, casi borracho, nos mirá serio: “Nosotros somos una colonia de ustedes”, dice. Un silencio espeso sigue a su sentencia, dictada desde su mesa hacia la nuestra en un rinconcito del casi desierto bar Montevideo Sur, a 500 metros de la Rambla de la capital del paisito, una siesta del febrero que se fue. No supe bien que contestarle, como seguir la charla que hasta allí había sido algo desordenada, amena. Instintivamente se vino a mi mente la imagen de David Cameron frente al parlamento inglés, acusándonos de colonialistas. Mientras buscaba más puntos de contacto entre Eduardo y el premier inglés, otro de los parroquianos se metió en la charla. Acodado al mostrador de este viejo almacén que supo ser lugar de encuentro de periodistas y obreros gráficos del extinto diario La Mañana, un hombrecito morocho, con poco pelo y mal teñido, de ojotas, gorra, bermuda y camisa blanca abierta hasta más abajo del pecho, dejando lucir un rosario, le pregunta a Eduardo, que hace como que no lo escucha, “¿qué estás diciendo?”. Ante la indiferencia, el hombrecito camina hasta nosotros, y acercando el dedo índice casi hasta la nariz de su compatriota, dispara: “Nosotros no somos colonia de nadie, entendiste. De nadie”. Se vuelve a su lugar. Eduardo, se levanta y lo sigue. Se arma un griterío del que apenas se entiende “Andate a Punta del Este y fijate de quién es”, “¿Por qué no te vas a vivir a Argentina, a ver si te dan trabajo?”, “¿No te das cuenta que hasta para poner una fábrica tenemos que pedir permiso?”, “Callate”, “¿Quién sos vos para hacerme callar”. Cuando la discusión llega a un punto crucial, la dueña del bar, una gallega que llegó a Uruguay siendo niña, con su familia escapando de la hambruna pos guerra civil, demostrando su experiencia en este tipo de situaciones suelta un par de retos y cierra con un: “Aquí nadie se pelea. O se van”. El hombrecito da media vuelta y se marcha. Eduardo vuelve a su mesa y nos dice: “Así hay que tratarlos a estos. Se creen que a uno lo pueden callar. No se por qué la gallega deja entrar a cualquiera”. Se sienta y aplaca sus nervios con un buen trago de vino de blanco “de la casa”. En ese momento me percato que además del vaso, sobre la mesa tiene un libro de Saramago, “El Evangelio según Jesucristo”, señalado en la mitad.
Ya relajado, no pierde el empecinamiento en confirmar su hipótesis. “¿Vos podés creer que cuando juegan Boca y River los diarios de acá le dedican tres o cuatro páginas? A ver, díganme, ¿como informan allá de un Nacional-Peñarol? Seguro que ni con lupa encontrás como salieron”. No pude mentirle, le di la razón y parece que eso lo calmó. Abonando a su apaciguamiento, le aclaramos, por las dudas, que veníamos del Litoral. “Uy, Paraná, el Túnel, Santa Fe. ¡Santo Tomé! ¡Qué pescados se comen! Anduve mucho por ahí en los 80”.
No eran las 5 de la tarde cuando nos despedimos. Nos recomendó pasar a la noche por un bar cercano. “Sirven buen whisky y no es una medida: te llenan el vaso”, promocionó, antes de partir hacia su puesto de diarios.
Ya había librado su batalla por el sentido de la palabra colonia, tan sensible a todos.
Me parece, se creía vencedor.

(Publicada en UNO Entre Ríos el 03/03/2012)