viernes, 11 de junio de 2010

Estrellas que no estarán en la cancha


Por Fernando Arredondo

El mundial de fútbol tiene, además de la contienda deportiva, otro gran atractivo para el público en general y para el periodismo en particular: el impacto que tendrán las redes sociales de internet en la cobertura de lo que pasa en Sudáfrica.
Mes a mes se multiplican las conexiones en todo el mundo. Para señalar una pauta de este crecimiento solo basta recordar la nota publicada el domingo pasado por UNO que dio cuenta de que durante 2009, y pese a la crisis económica, en la provincia se incrementaron un 15% la cantidad de conexiones residenciales a internet, llegando casi a 80.000. Si a esa cifra la multiplicamos arbitrariamente por cuatro (una familia tipo), podríamos aventurarnos a decir que en 2009 más de 300.000 entrerrianos ya accedían a internet solamente desde sus hogares (descontando cibers y conexiones laborales). Esto significa que casi un 25% de la población de la provincia está “on line”, basándonos en las proyecciones que indican que Entre Ríos tiene una población de 1,2 millones de habitantes. Es de esperar que este año, con una situación económica un poco más aliviada en general, más personas hayan logrado acceder a la red y que esa cifra haya crecido exponencialmente.
En ese contexto las nuevas herramientas que el avance tecnológico pone a disposición de todos aquellos que pueden costearse una computadora e internet brindarán una perspectiva muy distinta de la que se tuvo –¡tan solo cuatro años atrás!– del Mundial Alemania 2006 y por supuesto, de todas las citas mundialistas previas.
Tres hechos sirven para comprender el por qué de los cambios: 1) Mark Zuckerberg puso en marcha Facebook en febrero de 2004; 2) Chad Hurley, Steve Chen y Jawed Karim hicieron lo mismo un año después con YouTube, 3) un poco más acá, el 13 julio de 2006, Jack Dorsey lanzaba Twitter, la red social estrella del momento. Cuatro días antes, el 9 de julio, la selección italiana se había coronado en Berlín.
Estos tres datos sirven para observar que la explosión de la internet 2.0, la que rompió con el viejo y vertical esquema comunicativo del emisor activo y el receptor pasivo, fue ayer nomás. Por lo tanto no habían existido posibilidades de verla en acción en situaciones trascendentales. De todos modos hay que subrayar que algo ya se vislumbraba, sobre todo en situaciones trágicas. Por ejemplo, fue vital el rol que jugaron Facebook y Twitter en los terremotos recientes de Haití y Chile no solo para saber qué era lo que sucedía, sino además para intervenir o ayudar.
Hay periodistas de los grandes medios nacionales enviados a Sudáfrica que están iniciando su experimentación con estas nuevas herramientas. Por suerte hay algunos que están dando cátedra en el uso de Twitter, por ejemplo, entendiendo a la perfección que se trata de hacer algo sustancioso y con brevedad. Son los casos de Gonzalo Bonadeo, Diego Latorre y Juan Pablo Varsky. No son los únicos, hay más y no solo de la Argentina.
Ellos están configurando una opción más que seductora que afortunadamente nos ayuda a eludir el bochorno que en general son las transmisiones televisivas, excepto honrosas (y escasas) excepciones.

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