sábado, 15 de mayo de 2010

Una de cal y otra de arena


Fernando Arredondo

Hace diez días desde este espacio alentábamos a abordar sin prejuicios y sin el prisma de paradigmas obsoletos la cuestión de las convocatorias estudiantiles por Facebook, como las rateadas masivas que tanto lugar ganaron en los medios de comunicación, generando un amplio debate. Dijimos que este episodio venía a anunciarnos que el tradicional esquema educativo tocaba a su fin y como todo lo existente (que tarde o temprano muere) deberá dejarle espacio a lo nuevo. “La vieja cultura es la cultura vertical que impregna a la escuela: contenidos casi siempre impartidos por una autoridad lejana, no participativa. La nueva cultura es la que se plasma en estos días en Facebook: auto organización, gestión de proyectos comunes. Una es vertical, la otra es horizontal, en red”, diferenció el periodista Roberto Guareschi abonando a la teoría de la ruptura, en su columna de los domingos en diario Perfil, titulada esta vez “El poder de los rateros”, también disponible para su lectura en el blog robertoguareschi.com.
Durante la semana que termina se conocieron dos manifestaciones al respecto, una del Poder Ejecutivo Nacional, otra del Poder Judicial, cuyos enfoques sintetizan dos miradas bien diferentes sobre el mismo problema. Una inicia el camino que proponíamos, la otra mueve casi a la risa por absurda.
La primera es la del Ministro de Educación Alberto Sileoni, luego de la reunión con los encargados de las carteras educativas en las provincias para abordar la cuestión. El funcionario en principio confirmó que no habrá sanciones contra los jóvenes, pero eso es lo menos importante. Lo significativo fue que reconoció lo siguiente: “Hay que escuchar el mensaje, los pibes están avisando algo. Los chicos necesitan ser escuchados, con lo cual no significa que le demos la razón en todo: si cometen una trasgresión, que haya conciencia”. Como punto de partida estará bien, siempre y cuando esto se transforme en hechos, y en este caso, en hechos pedagógicos. Posiblemente ya hayan entendido que para “enseñar” en los albores del Siglo XXI no alcanzará con regalar 3 millones de netbooks en las escuelas.
La otra manifestación fue la del juez mendocino Alfredo Dantiacq Sánchez a través de un fallo casi desopilante. El magistrado ordenó a Facebook a cerrar cualquier grupo “creado o a crearse por menores de edad”, como si esto fuera algo posible de concretar. Para colmo la medida tiene aplicación solamente en territorio mendocino, dando por hecho que en internet hay fronteras. El error está en considerar que el problema está en la red social y no en las personas y sus vínculos. Suena tan ridículo e imposible como pensar que para evitar las tragedias aéreas hay que dejar de fabricar aviones.
Desde esta perspectiva, el problema educativo que las rateadas plantean no será resuelto. Ojalá no sea la que se imponga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario